viernes, 22 de marzo de 2013

Más buenas malas palabras


Comparto este poema del escritor entrerriano Isidoro Blaisten (de su libro El mago) que bien podríamos poner en diálogo con el que leímos de Fontanarrosa ayer (Mierda) por el uso que hace de la presunta mala palabra. Además creo que es precioso: ¿humor, poesía, insulto y amor?, sí...


Balada del boludo


Por mirar el otoño

perdía el tren del verano.

Usaba el corazón en la corbata.

Se subía a una nube,

cuando todos bajaban.



Su madre le decía:

No mires las estrellas para abajo,

no mires la lluvia desde arriba.

No camines las calles con la cara,

no ensucies la camisa;

no lleves tu corazón bajo la lluvia, que se moja.

No des la espalda al llanto,

no vayas vestido de ventana,

no compres ningún tílburi en desuso.



Mirá tu primo el recto

que duerme por las noches.

Mirá tu primo el justo

que almuerza y se sonríe.

Mirá tu primo el probo

puso un banco en el cielo.

Tu cuñado el astuto

que ahora alquila la lluvia.

Tu otro primo el sagaz

que es gerente en la luna.



—Tienes razón, mamá —dijo el boludo

y se bebió una rosa.

—No seré más boludo—

y se bajó del viento.

—Seré astuto y zahorí—

y dio vuelta una estrella para abajo

y se metió en el subte

y quedaron las gaviotas.



Entonces vinieron los parientes ricos

y le dijeron:

—Eres pobre, pero ningún boludo.

Y el boludo fue ningún boludo

y quemaba en las plazas

las hojas que molestan en otoño.

Y llegó fin de mes.

Cobró su primer sueldo

y se compró cinco minutos de boludo.



Entonces vinieron las fuerzas vivas

y le dijeron:

—Has vuelto a ser boludo, boludo.

—Seguirás siendo el mismo boludo de siempre.

—Debes dejar de ser boludo, boludo.



Y medio boludo,

con esos cinco minutos de boludo,

dudaba entre ser ningún boludo

o seguir siendo boludo para siempre.

Dudaba como un boludo.

Y subió las escaleras para abajo,

hizo un hoyo en la tierra

miraba las estrellas.

La gente le pisaba la cabeza,

le gritaba boludo.

Y él seguía mirando

a través de los zapatos

como un boludo.



Entonces vino un alegre y le dijo:

—Boludo alegre.

Vino un pobre y le dijo:

—Pobre boludo.

Vino un triste y le dijo:

—Triste boludo.

Vino un pastor protestante y le dijo:

—Reverendo boludo.

Vino un cura católico y le dijo:

—Sacrosanto boludo.

Vino un rabino judío y le dijo:

—Judío boludo.

Vino su madre y le dijo:

—Hijo, no seas boludo.

Vino una mujer de ojos azules y le dijo:

Te quiero.
 
 
 

1 comentario:

  1. Ahhh, la del boludo me la leyó el profesor Héctor Caballero en mi primer año del profesorado -en Nº 88 de San Justo. Años después, yo se lo leía a mis alumnos al finalizar el primer día de clases y siempre quedaban encantados!! Carla Zapata (grupo de Morón)

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