martes, 30 de abril de 2013

(Lo absurdo como ruptura)
 

Teatro del absurdo
 
 
Por Gisela Cavanelas

Absurdo es un concepto que identifica al pensamiento ilógico  y a la conducta extravagante. Dentro de la literatura, aparece como un estado filosófico en el que los personajes asumen el carente sentido que tiene la vida y la existencia. El absurdo, no está conformado obligatoriamente por acontecimientos ilógicos, humorísticos o carentes de razón. Se trata de un estado de reflexión y aparente indiferencia que experimentan los personajes y el narrador sobre el acontecimiento sinsentido (absurdo) que les sucede.
El teatro de absurdo surge en Europa con las obras La cantante Calva de Ionesco (1950) y Esperando a Godot de Beckett (1953). Adamov, Pinter, Albee, Arrabal, Pignet son algunos de sus representantes. Tras la segunda guerra mundial y en el contexto de la posguerra, establecieron un retrato desilusionado de un mundo destruido y desgarrado por los conflictos y las ideologías. En Hispanoamérica, el absurdo surge años más tarde, con una peculiaridad: desde su comienzo no han tratado de copiar las formas extranjeras ni se han apartado mucho de los temas tradicionales hispanoamericanos. Se concreta así un absurdo local. El Absurdo en argentina comienza con el estreno de El Desatino (1965) de Griselda Gambaro.  Esta estética se encuentra dentro de lo que Pelletteri denominó neovanguardia absurdista, con autores como Gambao y Pavlovsky , concentrando la actividad artística en el Instituto Torcuato di Tella. El absurdo de Gambaro concentra influencias europeas de Pintler (quien plantea un teatro absurdo del “terror cotidiano”) junto a la tradición teatral argentina, el teatro expresionista de Arlt y el grotesco criollo. Así, forma un absurdo más realista, centrado en lo connotativo, o en el desarrollo de la intriga y no (como en el europeo) concentrándose en el simbolismo. El teatro de absurdo hispanoamericano se vuelve portavoz de un pueblo contra los excesos de los gobiernos totalitarios, la manipulación explotadora y las exigencias éticas; y a su vez confronta la demencia global con una experiencia catártica. No pretende resolver la locura que nos acosa, pero da voz a nuestros terrores; nos reímos de nuestras idiosincrasias colectivas y confrontamos nuestra brutalidad, fanatismo y masoquismo sin hacerle daño a nadie.

 El desatino  de Griselda Gambaro. Un hombre despierta con un aparato extraño en su pierna. Entre el absurdo y el humor veremos como la familia, en vez de ayudarlo, se vuelve hostil y tan ridícula en algunos momentos, y como este personaje se irá dejando morir. 
La cantante calva de Ionesco  es una sátira que exagera algunos aspectos de la vida cotidiana con el fin de demostrar la falta de sentido del personaje.  En El rinoceronte, la obra quizá más conocida de Ionesco, los habitantes de una pequeña ciudad se transforman en rinocerontes.  El personaje principal, prototipo del hombre normal al comienzo de la obra, va siendo apartado de la vida de la pequeña sociedad de su ciudad a medida que lucha contra el conformismo de sus habitantes.  
Los días felices de Beckett. En esta obra,  la protagonista, es una señora de mediana edad que aparece en escena semienterrada en un montículo calcinado, bajo una luz cegadora. Pese a ello, a través de un ritual de gestos cotidianos, encuentra siempre motivos, por insignificantes que sean, para considerar sus "días felices". El rebuscado lenguaje de la protagonista, por ejemplo, refleja especialmente su pérdida de memoria. Otra característica llamativa, única en el teatro de Beckett, es que el personaje recurre constantemente a las citas literarias, las cuales aparecen distorsionadas, al presentarse en fragmentos mal recordados.  El otro personaje de la obra, su esposo Willie, vive obsesionado por el sexo y una postal pornográfica que guarda. Hallándose totalmente separado de su esposa, detrás de su montículo, refleja la ironía situacional de la pieza, pues su deterioro añadido pone de manifiesto la futilidad de los apetitos físicos a los que se aferra.
A puerta cerrada de Jean Paul Sartre La obra se inicia con el Mayordomo conduciendo a un hombre llamado Garcín hacia un cuarto, que la audiencia pronto identifica como el infierno (el infierno puede ser un hotel gigantesco, debido a los "cuartos y pasillos" mencionados en la obra). El cuarto no tiene espejos ni ventanas y sólo cuenta con una puerta, tres sillones, una estatua de bronce y un abrecartas. Finalmente, una mujer, Inés, entra a la habitación de Garcín, y posteriormente otra, Estelle. Después de que ambas ingresen, el Mayordomo sale y la puerta es cerrada con llave. Todos esperan ser torturados, pero no aparece torturador alguno. En lugar de ello, ellos descubren que están ahí para torturarse entre ellos, lo cual parecen estar logrando. Al principio, los tres observan eventos que les conciernen, sucediendo en Tierra, pero finalmente (conforme su conexión con Tierra se desvanece y los vivos prosiguen) son abandonados con sus propios pensamientos y la compañía de los otros dos. Al final de la obra, Garcín exige salir; tras decirlo, la puerta se abre, pero ninguno decide salir, ya que se dan cuenta de que no pueden vivir los unos sin los otros.

Corpus a trabajar:




El desatino  de Griselda Gambaro.


La espera trágica de Eduardo Pavlovsky. 


A puerta cerrada de Jean Paul Sartre.

El arte del absurdo: el dadaísmo: Marcel Duchamp y Man Ray.
 

Cosmigonón de Serú Giran.  Ojo con los Orozco de León Gieco.

 
Harlem shake (fenómeno de internet)

  

 

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