lunes, 13 de mayo de 2013



EL CASAMIENTO DE LAUCHA de Roberto Payró 



 por Patricio Zapata



Si hablamos de una obra que se precie de mostrarnos lo que realmente es un pícaro, definirse como pícaro y no morir en el intento, esta es la obra buscada. Payró configura un personaje absolutamente entrañable y querible al cual el lector aprecia y es cómplice de sus miserias. Sin embargo, todos sabemos en nuestro interior que si ese mismo personaje existiera en la vida “real” sería absolutamente repudiable en su accionar cotidiano. Payró introduce la novela diciendo: “El nombre de Laucha – apodo y no apellido- le sentaba de maravillas”, clara confirmación de una obra que nos hará deleitar la figura de un personaje definitivamente hilarante y socarrón que no nos dejará descansar ni un minuto con pícaras aventuras para luego pasar al propio relato del mismo en donde exacerba su condición de “vago” sin definirse como tal pero jugando con ciertas características similares. Recordemos que Roberto Payró Nace en Mercedes y a los 10 años de vida, por problemas familiares se muda junto a su familia a bahía Blanca en donde prosigue su vida, su Pago Chico es aquella Bahía renombrada en donde coloca la mayoría de las aventuras de sus personajes. Sin ir más lejos, Laucha termina su viaje en la hacienda de Doña Carolina…en Pago Chico, lugar donde se concentra lo peor de las costumbres argentinas; donde vive en estado puro aquello que ha sido llamado la política criolla, y donde Laucha puede sobrevivir sin deslomarse, como corresponde a su condición de indolente arratonado. 

 
El escritor Pablo Ansolabehere, en el prólogo de la edición de 2001 dice: “Con El casamiento de Laucha Payró recupera uno de los rasgos que definen a la literatura gauchesca: darle la voz al otro social para que cuente su historia”. Si bien es debatible que esta novela pertenezca a este género, es cierto que permite que una figura como Laucha pueda levantar su voz y contar su propia experiencia de vida, sin que nadie lo juzgue.


Esta obra, la elegí para presentarla a los alumnos en la cosmovisión humorística y así poder disfrutar un rato de una obra, que al ser una novela corta es muy llevadera y factible de sonrisas cómplices en todos los actos del personaje. Su lengua coloquial nos transporta a ser testigos de un momento de cotidianidad de un personaje que intenta sobrevivir como puede nunca dejando de ser un Laucha


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